miércoles, 10 de agosto de 2016

Optimismo emprendedor, una fortaleza de cuidado




Los emprendedores son optimistas por naturaleza, este rasgo de la personalidad que los caracteriza les permite identificar oportunidades donde el común de las personas solo ve problemas y tomar acciones en pos de convertir una idea, social o de negocio, en una realidad.
El optimismo, adicionalmente es el responsable de que el emprendedor desarrolle la resiliencia necesaria para transitar un camino lleno de tropiezos y dificultades, es muy probable que antes de conocer el éxito los emprendedores se enfrenten a múltiples fracasos de los cuales no se recuperarían sino fuesen optimistas. Sin embargo, el optimismo es un arma de doble filo, pues también nos puede llevar a tomar malas decisiones y en consecuencia a perder dinero.
Las persona optimistas, entre las que me incluyo, tendemos a ser víctimas del sesgo de la planificación y el control. Esto quiere decir que el hecho de contar con un plan bien estructurado y que además ejecutaremos nosotros mismos, nos hace pensar que estamos irremediablemente destinados al éxito y nos relajamos a la hora de analizar la información disponible y necesaria para que podamos tomar la decisión de invertir nuestros recursos.
Por supuesto este tipo de conductas nos expone a un riesgo innecesario, en una actividad que por su naturaleza ya está signada por la incertidumbre. Estoy seguro de que muchos de ustedes han tenido esa idea maravillosa, o conocen a alguien cercano que la tuvo, y que terminó siendo un fiasco.
Como nos cuenta mi amigo Julián Gómez en uno de sus artículos, ningún plan sobrevive al contacto con el enemigo, lo que quiere decir que en un mundo donde la única constante es el cambio, contar con un mapa de ruta es una condición necesaria más no suficiente a la hora de emprender de manera exitosa.
Con esto no quiero decirles que dejen de planificar, de arriesgarse a emprender o de ser optimistas, por el contrario el llamado es a seguirlo siendo, se ha demostrado que el optimismo nos ayuda a vivir más y más felices, y a seguir emprendiendo, pero, tomando en cuenta que debemos decidir basados en información y no bajo la influencia de un optimismo excesivo, al final de cuentas no contamos con recursos ilimitados y nadie invierte para perder plata.