Hace unos días estuve leyendo el Informe de Empleo y Desarrollo Social de la Universidad Católica Argentina, correspondiente al mes de febrero de este año y que estuvo dedicado a los pequeños emprendedores y su importancia como un factor de inclusión social con altas potencialidades en ese país.
Al finalizar la lectura quise
conocer la situación de este sector de trabajadores en Venezuela y tomar las
recomendaciones presentadas en dicho informe para nuestro caso, las comparto en
esta nota.
La informalidad en Venezuela se
ubicó en el año 2012 en 42% de la fuerza laboral, alrededor de unos 5 millones
y medio de personas trabajan en estas condiciones, fuera de los sistemas
previsionales. El trabajador informal es aquel, según el Instituto Nacional de
Estadística, que labora en una empresa conformada por entre 1 y 4 personas.
Este conjunto humano se organizan
laboralmente tal como se muestra en el gráfico a continuación:
Un 68%, alrededor de 3 millones y
un poco más de venezolanos, ha emprendido su propio negocio y trabaja por
cuenta propia, este alto porcentaje es interesante porque muestra que como
respuesta a las rigideces del mercado laboral venezolano que producen desempleo y los sueldos que, aunque se
aumentan anualmente, han sido superados históricamente por la inflación, muchos
venezolanos ven como una opción aventurarse en el camino del emprendimiento.
Estos trabajadores por cuenta
propia son no profesionales, son aquellas personas que invierten en un
automóvil para trabajar como taxistas, un kiosco de periódicos o realizan
actividades comerciales independientes. Aunque este no es el tipo de
emprendimiento que genera cambio tecnológico e impacta en el crecimiento, es válido
como generador de empleo y mejora la calidad de vida de personas que si no
realizasen esta actividad serían desempleados.
El segundo grupo importante, en
lo que a emprendimiento se refiere, es el conformado por los patronos o
empleadores quienes representan un 2% del sector informal. Forman parte de este
grupo aquellas personas dueñas de empresas o negocios donde se emplea entre una
y cuatro personas. Estos microempresarios juegan un rol importantísimo en la
creación de empleo además de generar bienes y servicios.
Adicionalmente y como lo refleja
el informe de la UCA, estos dos grupos generan empleo para aquellos sectores de
la población que son más afectados por la desocupación, los jóvenes y las
mujeres, dando espacio a personas que están relegadas de los mercados laborales
de las grandes empresas, sesgados hacia la capacitación.
Por otra parte también se
convierten en una alternativa para incrementar los niveles de actividad
laboral, en Venezuela para finales del año 2012 aproximadamente unas 7 millones
quinientas mil personas, un 35% de aquellas en edad de trabajar, se encontraban
fuera de la población activa ya que no estaban buscando empleo.
Las propuestas de política
referidas en el informe de Empleo y Desarrollo Social van orientadas a dos
puntos principales, el primero es potenciar a los microemprendedores, rompiendo
con lo que los autores llaman “las dificultades de acceso” al crédito, al
cambio tecnológico, a la innovación, mercados más amplios, la capacitación y
formación de recursos humanos y en segundo lugar a la formalización del empleo.
La primera medida propuesta para
Argentina y que podríamos tomar en cuenta en Venezuela es flexibilizar las
leyes laborales para las microempresas ya que los costos asociados a esta, no
solo constituyen una gran carga dentro de las finanzas de la organización, sino
que además incentivan la informalidad. Para las empresas pequeñas es
excesivamente costoso mantener una nómina, con todos los pagos que eso implica,
por lo que prefieren establecer contratos por honorarios profesionales que no
signifiquen obligaciones para la organización, más allá del pago de las horas
trabajadas.
Otro punto importante y sobre el
cual también deberían establecerse regímenes diferenciales es el referente a
las cargas impositivas, para las empresas pequeñas deberían existir exenciones y un trato preferencial que les permita
contribuir con el fisco nacional sin que esto signifique un riesgo financiero
para la organización. Esto incentivaría la creación de nuevos empleos y el
aumento del nivel de actividad.
Un elemento que no está incluido
en este informe, pero, que me parece vital es el establecimiento de políticas
que permitan la organización de los pequeños empresarios, en grupos,
asociaciones o alianzas estratégicas, lo que no solo generaría conocimiento y
aprendizaje, sino que además sería un medio para que estas empresas pudiesen
gestionar de manera más efectiva sus solicitudes ante los entes del Estado.
Por último una política de acceso
al financiamiento, no solo orientada al mercado de crédito bancario, sino que
contemple además la estructuración de instrumentos financieros innovadores como
futuros u opciones que le permitan a estos microemprendedores obtener fondos y
mitigar el riesgo.
Les dejo el enlace por si quieren
revisar el informe completo.