lunes, 13 de junio de 2016

Del emprendimiento coyuntural al de largo plazo



Toda idea emprendedora tiene como génesis la identificación de una necesidad, pero, hay un grupo en particular cuyo origen está relacionado con oportunidades de corto plazo, que derivan en mercados coyunturales que seguramente desaparecerán al cambiar las circunstancias o dejarán de ser rentables en la medida que entren nuevos competidores. Como bien dice Cynthia Montgomery “lo que hoy constituye nuestra ventaja estratégica, cambiará”.
Aunque este tipo de emprendimiento en muchos casos está ligado a la sobrevivencia en otros puede dar lugar a empresas sólidas que perduren en el tiempo y generen beneficios económicos y sociales.
Un ejemplo de este tipo de emprendimientos es el gran número de empresas de consultoría que nacieron en Venezuela a raíz de la promulgación de la ley de ciencia y tecnología, la cual en sus inicios obligaba a las grandes organizaciones a aportar a un fondo gubernamental o destinar al desarrollo de proyectos de la organización o de terceros, relacionados con la innovación tecnológica, un porcentaje importante de sus ingresos antes de impuestos.
Esta ley creó un mercado en el que se ofrecían a las empresas una cartera de servicios relacionados, que iban desde garantizar el simple cumplimiento del trámite administrativo hasta la formulación y ejecución de proyectos. Sin embargo, en cuestión de un par de años, el legislador reformó el instrumento legal, acabando con gran parte de este mercado y sacando de juego a muchos de sus actores.
Este tipo de episodios es aleccionador tanto para los emprendedores como para los empresarios, independientemente de que su idea provenga de una coyuntura o de un conocimiento más profundo del cliente, y no es más que la necesidad de estar en una constante reinvención, que nos permita una larga estadía en el mercado.
En un mundo que cada vez se hace más complejo, el cambio es la regla en los mercados. Aprovechar cuando tenemos ingresos suficientes, provenientes de una coyuntura, para tomarnos el tiempo de diseñar productos y servicios que agreguen valor y no atiendan a una urgencia o circunstancia es la clave para transformar una empresa de corto aliento en una que sea sostenible en el tiempo.

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