viernes, 24 de abril de 2015

Primero pienso, luego emprendo


Una vez definida la idea de negocio, todo emprendedor debe desarrollar un plan que le permita alcanzar exitosamente la meta que se ha propuesto, ver materializado el producto o servicio que ofrecerá al mercado.

La planificación es una tarea fundamental para todo emprendedor, ya que dedicar parte de su esfuerzo a la construcción de un conjunto de pasos o actividades ordenadas, que lo lleven a alcanzar su objetivo, definitivamente lo hará transitar por un camino menos incierto, previendo aquellas situaciones que puedan presentársele.

En el ciclo de vida de los proyectos, la planificación se ubica en sus dos primeras etapas con un consumo estimado del 20% de los recursos totales de la iniciativa. El resultado de este proceso es lo que se conoce como el plan integral del proyecto, el cual contiene de manera detallada todas las actividades que debemos realizar, el cronograma para ejecutarlas, los recursos asignados a cada una de ellas y los costos y presupuesto.

La gran importancia de la planificación reside en el hecho de contar con esta especie de mapa que nos permite tener un conocimiento exacto de todo el trabajo que debemos realizar, del tiempo que nos llevará y de los recursos que necesitaremos. Por otra parte, nos sirve para llevar un control de nuestro desempeño, fijándonos pequeños objetivos que debemos ir alcanzando a lo largo del tiempo hasta completar lo que hemos planificado.

Son diversas las razones por las cuales los emprendedores muchas veces evaden o dedican poco tiempo al desarrollo del plan, el afán por comenzar rápidamente con la ejecución, el desconocimiento de técnicas para la planificación o simplemente la inhabilidad para planificar. Independientemente de la causa, el no contar con un buen plan nos expone a altos niveles de riesgo, poniendo en peligro el futuro de la idea.

Otro punto a favor de la planificación es que a la hora de solicitar financiamiento ante un banco y/o algún inversionista independiente, estos seguramente estarán interesados en conocer el cómo pretendemos llegar a nuestro objetivo.  Aumentando la probabilidad de que obtengamos los fondos que necesitamos, en la medida en que contemos con un plan bien elaborado.

Como bien lo expresa la frase de Séneca “No hay viento favorable para el barco que no sabe a dónde va” todo emprendedor debe tener claro su destino, pero, además saber cómo hacer para llegar a él

Artículo publicado en @Proemprender, 2013. 

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